Los motores turbocargados funcionan a través de una turbina que dirige aire frío hacia la cámara de combustión, esto brinda un mejor rendimiento prácticamente en cualquier condición de altitud. Sin embargo, en un vehículo turbo hay ciertas prácticas que se deben evitar en pro de mejorar su desempeño y durabilidad.
Anteriormente se creía que acelerar el motor al encender mejoraba su calentamiento y lubricación. No obstante, esto generará un desgaste innecesario. Es aconsejable esperar varios segundos a que el turbo se encuentre bien lubricado antes de acelerar el vehículo. Este proceso tarda entre 30 y 40 segundos.
En ocasiones se cree que no cambiar de marcha al circular mejorará el rendimiento de gasolina; sin embargo, esto podría hacer que el turbo no trabaje adecuadamente. No es aconsejable estirar demasiado las velocidades tanto en un régimen bajo de revoluciones, como a uno demasiado elevado. Se recomienda hacer cambio de marcha alrededor de las 3,000 – 3,500 rpm.
Si bien en los vehículos actuales no es necesario calentar el motor debido a que no cuentan con carburador, sí es importante esperar unos segundos antes de subir las revoluciones. La aceleración deberá ser progresiva, de lo contrario se podría desgastar prematuramente.
Es conveniente que dejes reposar unos segundos el motor una vez que llegaste a tu destino, pues de esta manera permites que se lubrique correctamente. Por el contrario, si lo apagas abruptamente, girará sin o con poco lubricante, lo que podría desgastarlo.
Recuerda que un motor turbo está optimizado para el mejor desempeño y con el mantenimiento óptimo mejorará su tiempo de vida útil.
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