Existen diversas formas de iluminar nuestro camino al manejar un vehículo, pues mantener una visibilidad óptima es uno de los aspectos más importantes. Por esta razón, la tecnología de iluminación proporciona diversas opciones para circular de forma segura.
La tecnología halógena es una de las más comunes en la actualidad debido a su facilidad de uso y manipulación. Funcionan a través de filamentos que son calentados y combinados con pequeñas cantidades de halógeno (elementos químicos como yodo o bromo) para así producir luz cálida. Se fabrican en bombillas que son fáciles de intercambiar.
Se conoce como Faros Xenón a las lámparas de descarga de gas de alta intensidad. Estas lámparas utilizan gas xenón para encender mediante una descarga del elemento químico. A diferencia de las lámparas halógenas, las de xenón alumbran casi el doble y cuentan con un espectro más blanco. Este tipo de iluminación presenta varias ventajas como una mejor iluminación, confiabilidad y un consumo menor. Sin embargo, debido a su complejidad, su mantenimiento tiene que ser hecho por un experto.
LED es el acrónimo de Light-Emitting Diode y, como su nombre lo indica, se trata de un diodo emisor de luz. Una de las principales ventajas de este tipo de iluminación es que es muy compacta y su espectro e intensidad podría ser similar a las de, por ejemplo, un faro de xenón. Otra ventaja de este tipo de lámparas es la temperatura de color, pues permite una luz más natural y de esa manera permitir observar mejor los colores en la noche.
Este tipo de iluminación ha tenido múltiples avances tecnológicos, pues además de ser eficientes, permiten la utilización de tecnologías que iluminan todo el camino sin deslumbrar a otros conductores.